¡Por fin ha llegado el calor!
Perdón, por fin ha llegado el calor; no lo voy a decir muy alto a ver si vuelve el frío y me tengo que tragar mis palabras. Sea como sea, el caso es que ya hace sol e, incluso, se puede ir a cuerpo; lo que se dice un auténtico lujo después de siete eternos meses de frío.
Hoy os quiero hablar de una manía, hábito, llamémoslo X, que tengo: cada verano me obsesiono con un color, ¿no os pasa también a vosotras? Mire donde mire ahí está… Hace dos años fue el fucsia; el pasado, el rosa pastel y esta temporada…¡el menta! Soy consciente de que es un topicazo pero, realmente, es un soplo de aire fresco en los armarios llenos de negros, marrones y azules; oscuros, todos muy oscuros.
Hasta ahora, nunca me había fijado en el verde menta aunque el año pasado ya lo vimos en muchos escaparates pero para mi vista “no contaban”.
A lo que iba, han subido las temperaturas y el menta se ha apoderado de mí. Lo cierto es que es un color muy alegre, que combina con todos los tonos y que transmite verano, sol y calor, mucho calor.
Pero, sin duda, lo mejor de mi obsesión es que si sigue llevando y es 100% tendencia así que no he tenido ningún problema en hacerme con un bolso, que encima es enorme y me entra la casa entera, unos pantalones y un esmalte. Podría decirse que estoy totalmente“mentolizada” y mentalizada, también, de que mi armario se va a llenar de este color porque aún no estamos ni en verano y mi colección de verde menta crece por momentos.
Mi recomendación de esta semana no es el menta “per se” sino que os obsesionéis con un color porque, aunque no es imprescindible ir siempre conjuntada al mínimo de detalle, los pequeños toques del mismo tono aportan un aire nuevo a todos los looks.
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